Antiguamente, los jóvenes se reunían en grupos de amigos para comprar harina, leche, miel... ingredientes con los que durante la noche se guisaban gachas que se comían en gran fiesta sazonada con baile, copas y canciones en reuniones amigables. Con las gachas sobrantes se tapaban las cerraduras de las casas del pueblo. Actualmente, estas reuniones se siguen celebrando aunque el objetivo ya no es cocinar y comer las gachas, sino el de tapar las cerraduras con un engrudo de harina y agua, principalmente. |